A estas alturas a pocos se les escapa que la pasada jornada de Huelga General convocada por los sindicatos mayoritarios ha resultado, cuanto menos, “sosita”. Más allá de los manidos tópicos acerca de la actitud bochornosa de los sindicatos, o la condición “pactada” d
e esta Huelga, creo que merece la pena una reflexión que nos ayude a todos a entender mejor esta situación.Gracias a la corriente de opinión que se ha instalado en el pensamiento de la mayoría de trabajadores o no, por la cual los sindicatos se antojan corruptos, servilistas, trasnochados, etcétera, hemos podido comprobar, de forma esperpéntica, que los trabajadores en rebelión eran los que decidían ir a trabajar. Esto tiene su explicación en la aversión generalizada al movimiento sindical, como apuntaba antes. No es menos cierto que una gran parte de trabajadores no se ha sumado a la jornada de Huelga porque sus condiciones laborales no se lo permitían. Hete aquí el problema: la gran masa declarada en Huelga lo ha hecho esgrimiendo el recurso de la “Reforma Laboral”, las pensiones, la rebaja salarial del funcionariado, algunos recortes en las condiciones de trabajadores públicos y poco más. Tampoco desmerece, pero particularmente me preocupan más las condiciones laborales de los que literalmente “no pueden hacer Huelga” sin quedar señalados o con serio peligro para la continuidad de sus puestos de trabajo. A los pocos que vayamos a leer esto nos será fácil reconocer las lamentables condiciones en las que hemos sido o somos contratados, si hay suerte de firmar un contrato; por el salario que lo hemos hecho, con nulas garantías de estabilidad, por jornadas maratonianas, o en condiciones físicas más propias de bestias; y me acuerdo ahora de la gente que trabaja en el campo por 41 COCHINOS euros el jornal, cuando no es por menos; putos políticos!! En fin, el tema del campo lo vamos a dejar y es que merece un tratado para él solito. De todas formas me voy a ciscar en la puta madre de las grandes superficies y de los intermediarios especuladores....para quedarme tranquilo.
Esta situación que describo no es de hace dos días, ni tampoco dos años. Lo cierto es que no he conocido otra desde que trabajo. Qué cojones me puede importar a mí los días de indemnización por despido, si no tengo trabajo!!! o peor aún, si tengo 30 años qué me arregla a mí un mes o dos más de paro, con la vida laboral que tengo por delante!!!: pan para hoy, hambre para mañana. Resulta que de los empresarios que hace siete u ocho años se quedaban sin fuerzas para seguir metiendo oro en sus cuevas de ali-babá, tan solo el 10/15% invirtió en I+D, en formación para sus trabajadores, en exploración de nuevos mercados, inversión en tecnologías, cu
La situación laboral en España es una mierda, una puta mierda, y no es por lo que cuentan los sindicatos, sino por cosas mucho peores que todos sabemos y que no se mencionan por que serían un escándalo, un bochorno insoportable para este estado del bienestar de tendencia “progre”, integradora, igualitaria y solidaria. CINISMO sindical le llamo yo. En Alemania la asociación sindical es obligatoria; te afilias al sindicato que deseas y te beneficias de los logros en materia de convenio que haya conseguido ese sindicato: solo los beneficios de ese sindicato. Con esto evitaríamos a los chaqueteros que en función del color del patrón están de un lado u otro de la pancarta. BASURAAAAAAAAAAA......
Yo, el miércoles, hice Huelga: mi Huelga, “mein streik”, como dirían los germanos. Una Huelga cuyos motivos tienen que ver con el romanticismo social más que con las reivindicaciones sindicales. Y he ido con mi sindicato: el S.I.S. (Sindicato para los Intereses del Sergio), estuve a punto de ir con el C.P.L.C (Cada Perro se Lama su Cipote) pero es que me daba cosita el nombre. Pues eso; me quitarán mi parte correspondiente del sueldo y tan contento... o no. Eso sí, no ha faltado el sindicalista que ha cubierto su jornada de Huelga con horas sindicales para no perder el jornal; así estamos. MÁS BASURAAAAAAA......
La primera acepción que aparece en el diccionario sobre la palabra sindicar es “acusar, denunciar”. Este es el origen de estas asociaciones y yo, como trabajador, estoy convencido de la necesidad fundamental de los sindicatos. El sindicato de hoy no tiene que “denunciar” los mismos problemas de hace 50 años, pero sí necesita seguir siendo independiente de los poderes políticos para mantener credibilidad social. La separación galopante entre sindicatos y clase trabajadora no deja de ser un logro más del sistema capitalista, que ve gozoso como la actitud individualista del currela toma terreno en detrimento del espíritu de prole, de unión que tanto ha conseguido en el último siglo. La idea de comunidad se desangra entre las migajas que alimentan el falso bienestar de esta sociedad capitalista: a pocos de nuestro entorno nos falta un plasma, un par de coches en la puerta, un móvil 3g, un portátil, un viajito al año, el mp3 el 4 el 10 y el que nos echen, la ropita a la modita sin destacar, una escapadita a la playita, un conciertito, un poquito jamoncito de vez en cuandito, diez euretes para unas cervecitas con los amiguetes.... y una borrachera de itas, itos y etes que nublan la vista de los ciudadanitos, tumbándolos al servicio de la maquinaria consumista. Mientras tanto los papis empujando por detrás para sostener el simulacro de la independencia: comida, coche, un regalito, un empujoncito, el nieto, la nieta, y dos huevos duros. Ahí es donde radica el peligro de todo este movimiento, en el desapego inducido de forma alienante del concepto grupal y no en una mierda de reforma laboral, que si me apuran es hasta necesaria: para que haya “niderito” en la hucha hay que haber echao “niderito” en la hucha. Otra cosa es buscar y responsabilizar al que la haya vaciado.

En mi opinión, nada modesta por cierto, los sindicatos deben modernizarse y mirar de frente los problemas que están pudriendo el ideario común ( de comunismo) que existe en cualquier desfavorecido laboral, saber dar abrigo a estos dramas de forma eficiente y dejar a un laito; la internacional, el puño en alto, la hoz, el martillo y la figuración, para remangarse y mojarse el culo. Creo que esta modernización pasa por transformar la denuncia demagógica en inspección y control a pie de campo. El sindinspector que nada tenga que ver con colores políticos y esté dedicado a la defensa de los derechos e intereses de los trabajadores, sin hostilidades gratuitas con la patronal que buscan repercusión mediática, con el diálogo directo y la ley en la mano. Pero para esto hay que salir de los despachos.....aaaaaamigo!!!!!! y dejar las mieles de las horas sindicales, los permisos abusivos, las dietas infames, el compadreo político, el interés particular , la confección descarada de horarios para fines particulares y visitar los tajos: todos los tajos y empaparse de miseria hasta los tuétanos.
Tampoco podemos poner las esperanzas en los que vienen detrás; con la falta de compromiso y el desinterés por todo lo que huela a conocimiento de serie, e inoculados del veneno consumista. Así las cosas el panorama pinta feo, pero como quiera que sea y para levantarme el alma me confieso: doliente de azogue intelectual, romántico patológico, arqueólogo de la verdad, azote de la mentira y por siempre inquisidor del mayor de los pecados como dijera O.Wilde: la ligereza.
Mientras tanto y si alguien me necesita para una revolución catártica seguiré lamiéndome el cipote y alejándome cada vez más de lo que considero la gran mentira impalpable, a lomos de mi suzi inazuma 750, a la cual exploto sin atender a derechos laborales algunos, porque para eso soy su patrón.
Sergei Lefakov
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