La Ilustración que los franceses parieron y que perduró en el epicentro de la ideología napoleónica, tenía como último fin, la formación del pueblo. Esta sería la llave definitiva para su propia libertad. Hay que tenerlos bien puestos para hablar de ciencia, arte o cultura en tiempos en que las desigualdades sociales eran las que eran. Sin embargo, he aquí el problema y la solución; una cosa nace para curar a la otra.
Ya me hubiera gustado haber vivido (en adecuadas condiciones se entiende) una época como esa; Voltaire, Rimbaud, Newton, Kant, Hume…… Una apasionada carrera por el conocimiento, con la vocación de difundir todo ese conocimiento entre el pueblo.
Un cambio de mentalidad que se inició en Francia, que Inglaterra apoyó y del que el resto de Europa se contagió. Algunos más que otros. Y es que aquí nos costaba el ritmo de tanto avance. En cualquier caso entre imperios moribundos y viles ocupaciones gabachas, es difícil pararse a juntar la m con la e con la r y con d.
Bueno er cazo!!!!....hace unos días estaba viendo la televisión, la 2 concretamente. Y se me antojó que todo ese caudal instructivo, podía tener algo que ver con ese esfuerzo europeo por el conocimiento del siglo XVIII.
Salvando las distancias: no faltará el que me llame bárbaro, cenutrio o algo peor. Ojo, tampoco le faltaban enemigos a la Ilustración; románticos, conservadores, radicales. Lo que sucede, y eso no me lo puede negar nadie, es que a mis treinta y pocos, no he visto nada parecido. Y como no lo he visto, pues resulta lógico que cualquier expresión cultural me pueda sorprender, al punto de compararla con lo primero que se me pase por la cabeza. Verbigracia: la Ilustración. Quizá, el problema es la falta de referencias que tengo, pero eso tampoco es mi culpa. Bueno un poco sí.
No es la primera vez que me “enchufo” a la tele, a la 2 digo, y comienzo a ver algún programa o documental, y sin, casi, darme cuenta he enganchado dos o tres de estos. Muchos dirán que hay que tener mucho tiempo. Que se paren a ver las horas que les echan al facebook, al chismorreo, a la pornografía, al tunning……o las horas de tele que dicen que no ven. Nada tiene que ver el ocio. Se trata de sencillamente de inquietud, esa rara avis.
Un poné no; entrevista relacionada con la arquitectura, historia de España, problemas en la educación, últimos avances en teorías cósmicas, tendencias musicales, literatura contemporánea....y acabar poniendo a bob esponja en un delirio psico-intelectual.
Pues sí, cabria pensar en una silenciosa revolución cultural. Aunque más que silenciosa yo diría mudasordaciegainerme. ¿Cómo no iba a ser así? En la Ilustración, al menos, el promotor era el propio poder y a pesar de los citadas desigualdades, era el gobierno quien impulsaba esa utópica hazaña. Hoy conducidos por multinacionales capitalistas, medios de comunicación y productores energéticos, poco se puede hacer para llamar la atención de una masa que atiende a gran hermano, series de moda insustanciales o programas de tinte rosado.
En definitiva, televisión a la medida de seres que no están dispuestos a preguntarse sobre historia, ciencia o música. La gente “pasa” de esta televisión, no se hable más. (gueno po q tengo q descanzá y punto). Sólo conozco a dos personas que ven redes, y a una que ve reportero de la historia, ah!! y una que me dijo que una vez vio un cachito de científicos de frontera, ah!!! y otra que le suena eso de tres 14. Er cazo es que hay programas pa to er mundo....bueno, to er mundo que se rasque una mijilla el seso. Sin embargo todos saben quién es Jaime Cantizano, y Mercedes Milá y Cristiano Ronaldo..................
En el lado opuesto al de “los que pasan”, están los paranoicos que buscan conspiraciones más allá de la razón o el sentido común. Representan la crítica indiscriminada, cegados por intereses políticos. Les importa una mierda el conocimiento y su difusión. Son como “los que pasan”, pero llevan corbata, dicen leer periódicos y ser independientes. Se quejan de influencias subliminales o de sospechosas coincidencias con asuntos de la actualidad, que buscan la manipulación del espectador en el subconsciente. Yo f-l-i-p-o. Y, si fuera así: ¿qué tendría eso de malo? Quiero decir: para que me lave el cerebro una serie yanqui o un mendigo moral, que lo haga Jordi Hurtado. ¿No son las cadenas, o sus “dueños”, los que deciden la programación libremente? En caso afirmativo no hay más que hablar, si la respuesta es que no, mejor lo dejamos correr.
Pero la verdad, de verdad, de las buenas, es que no hay valor de hacer una televisión cultural. Que los unos hagan más uso del lóbulo frontal y los otros se olviden de conspiraciones judeomasónicasmarxistaleninistasmojonista.
Si algo resulta tendencioso o subliminal, habrá que educar a la gente para que lo detecte y que cultive un espíritu crítico. Como el principio comercial de las cadenas de televisión es contrario a esto, tiene que ser una televisión pública la que, con nuestros impuestos, lo haga. Y yo encantado de que mi dinerito se vaya por ahí.
La sociedad democrática se fundamenta en la participación en libertad de los ciudadanos. Sólo con conocimiento se puede elegir en libertad. Todo esto ya lo decían los griegos y también los Ilustrados.
Así las cosas, solo puedo ufanarme de esta catarsis audiovisual, felicitar a los responsables, pedir que dure muchos años, a pesar de los gobiernos, que las cadenas se infecten de este virus y todos podamos elegir en libertad: “los que pasan, los paranoicos y los Ilustrados”.
Lefakov.