Disfrazados con la falsa enjundia que dan las horas de borrachera callejera y a lomos de la euforia que provoca la amistad populachera, los compadres decidieron retar al sistema, exigir el trato de igualdad que esta sociedad promete para todos. Querían demostrar que la élite social se equivocaba vetando sus presencias en los sitios que los estetas y/o intelectuales deciden poner de moda. Estaban en el lugar adecuado: ibiza y sus exclusivos clubs.
Habían elegido el local, un after a pie de playa, en donde las gentes más cool exhibían sus pieles doradas, sin bello, de apariencia sintética y hablaban en un idioma plagado de interjecciones y con pronunciaciones que ponían en serio riesgo físico el sistema bucofaringeo.
Habían conseguido eludir el control del portero, diluyéndose entre un grupo de homosexuales que desatados colapsaron la entrada. No podían creer dónde habían llegado, y con la autoestima reforzada se lanzaron a la barra más cercana entre arítmicos pasos de baile que conseguían centrar toda la atención de la muchedumbre en ellos. El espectáculo resultaba dantesco y premonitorio, aquello no podía salir bien.
Uno de los compadres a penas llegaba con sus hombros a la barra, el otro esperaba observador y ajeno a las miradas su dosis de alcohol.
- Niñiaaa, niña....pssch pssch, oyeee po una copita askí....- La chica de la barra, deidad mediterránea, ignoraba a los parias.
- Camarerrrraa, oiga- el compadre cambió el trato, dando muestras de un discurso lingüístico extenso.La frívola camarera se acercó con la intención de zanjar aquello.
- Mira guapa nogg vagg a poné do güiski con coa cola.-Pidió el heroe.
- Pardon.
- ein? ka dicho ija?....do, do güiski con cola...
- Excuse me, hablo poquito españolo-
El compadre en espera haciéndose cargo de la situación, apartó a su compañero que frustrado y en creciente ofuscación reclamaba ayuda.
- A vé ompare, déhame a mí, q a mí me ze dan una hartá bien los idiomas y me entiendo con cuarkiera....
- Pero tú q va a zabé pare? ji ere má bruto q el´algarrobo....
-Te va a cagá , ira aprende cohone. - Y girándose hacia la barra comenzó con esta oratoria:
- Jan denai!! piticlan guiski.... aguore nait,
-????- La cara de la barman era un jeroglífico. El compadre seguía animado por su soltura.
- Peti nai, jander....conde more e mini jorlll..... te da cuen ....piipooool!!!
El otro empezó a impacientarse y a perder la confianza en las habilidades políglotas que su amigo le había prometido. La camarera hizo una señal y un ruso de metro noventa emergió de la nada, con pocas intenciones de ayudar en las traducciones. El pequeño de los compadres que lo vio acercarse perdió el control en las constricciones intestinales y sintió que se aliviaba sin poder reprimirse. El edor inundó el entorno en varios metros. El otro se empeñaba, ajeno a la tormenta que se venía, en su estéril berborrea y sólo enmudeció cuando sintió un calor impropio en la zona posterior del cuello. El golpe secó de la mano derecha del ruso cortó cualquier signo de vida en el rostro del cliente bilingüe. Cuando se giró pudo ver a su compañero que pendía dormido de la mano izquierda del caucasiano, y fue entonces que un torbellino de ostias furibundas cubrió su cuerpo que a penas percibía el aire entre tandas.
Días más tardes y aún por cerrar el alcance total de las lesiones. Los compadres concluían así:
- Lo que está claro pare es q hoy por hoy sin idioma no je va a ningún lao.
Lefákovich
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